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Un ejercicio de gran utilidad para la mejora personal y profesional es analizar la propia personalidad. Conocer cómo es nuestra forma de actuar, de afrontar los problemas y tareas, así como la manera en la que nos relacionamos con los demás. Realmente la realización de este ejercicio exige tiempo y la mayoría de las veces se carece del mismo.
Observarnos a nosotros mismos y a los demás contribuye a la creación de grupos de trabajo que puedan conjugar de la manera más productiva los diferentes rasgos de cada forma de pensar y, de este modo, favorezcan la solución creativa de los problemas diarios que afronta cualquier organización.
En este sentido, Luis Huete, profesor del IESE Business School, realizó un estudio acerca de la radiografía de las mentalidades bastante curioso e interesante, que da lugar a lo que podría entenderse como un mapa de mentalidades. De esta manera se distinguen cuatro tipo de mentalidades estereotipo:

  • Anglosajona. Las personas con este tipo de mentalidad destacan por ser más globales. En ellas priman los datos, los hechos y las tareas. Les gusta hacer negocios mediante grandes operaciones, son maestros de la estrategia y del análisis del entorno. Son muy competitivos y se orientan mucho a los resultados. Por lo general son individualistas y dominantes, resultando distantes de sus equipos y disfrutando mandando y consiguiendo resultados.
  • Latina. Este tipo de mentalidad destaca por la emotividad y la extroversión. Entre otras características destaca que son pasionales, intuitivos y creativos. Las personas con esta mentalidad tienen en su “cara” que son buenos comunicadores, escuchan la opinión de otros, están abiertos al cambio. Sin embargo su “cruz” es la desorganización, y la superficialidad en sus análisis. Profesionalmente son personas con dotes para influir, tienen gran olfato comercial, son muy seductores, impulsivos y con mucha capacidad empática. Pero también son personajes que les gusta el reconocimiento, quedar bien y el aplauso.
  • Asiática. Destacan por su preocupación por lo cercano, lo concreto y la propia identidad y todo lo que tiene que ver con las ideas, las personas y los conceptos. A este tipo de profesionales les gustan las relaciones personales, las redes de confianza, el equipo. Valoran mucho la palabra dada, la confianza y la fuerza de la tradición. Profesionalmente fomentan los valores, tratan de crear un ambiente de trabajo distendido, sin enfrentamientos ni tensiones, lo que implica cierta falta de coraje para afrontar situaciones duras y complicadas, sobre todo, si hay personas de por medio.
  • Germánica. De sobra conocida por todos. La mentalidad germánica destaca por la capacidad organizativa y analítica, lo que les permite resolver problemas prácticos. Les interesan los datos, los hechos y las tareas, a la vez que se centran en lo cercano, en lo concreto y en la propia identidad. Profesionalmente, les gusta lo que se puede cuantificar, lo sistemático, el orden y la calidad técnica. Como valoran mucho la estabilidad, todo lo que implique un cambio les inquieta. Por lo general son conservadoras en sus decisiones y algo maniáticas en sus vidas.

En cualquier entorno laboral se van a encontrar personalidades que respondan a los tipos de mentalidades descritos, lo fundamental es utilizar esa diversidad para poder lograr resultados positivos, para ello hay que gestionar la diversidad desde la tolerancia e implicación a todas las partes en un proyecto de futuro donde todas las partes se identifiquen y estén dispuestas a luchar por un objetivo común

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