Entrar en modo zen es una forma de ser más tolerante al estrés. Porque digo esto pues aunque no puedas eliminar el estrés, estos tips te ayudarán a enfrentarlo mejor y evitar que afecte tu salud y desempeño.
Yo lo uso muchas veces sobre todo para enfriar situaciones que me llevan a un cierto acaloramiento que incluso puede que me haga tomar decisiones que después me tenga que arrepentir, es como contar diez antes de decir algo.
Todos tenemos situaciones con actividades o momentos que nos llenan de estrés, que demanda tu completa atención y absorbe tu energía. No puedes eliminar del todo el estrés, pero sí puedes aumentar tu habilidad para sobrellevarlo, lo que puede ayudarte a enfrentar retos con mayor confianza.
Cada persona tiene un nivel óptimo de estrés que, de hecho, disfruta. Esto hace que el trabajo sea emocionante; pero cuando se supera este nivel, el estrés resulta en afectaciones físicas y en malas decisiones.
La cantidad de estrés con la que puedes lidiar sin abrumarte es a lo que los psicólogos llaman tolerancia del estrés. “Es la habilidad de enfrentarse al estrés o la adversidad y volver a levantarte”, dice David Ballard, psicólogo. Conforme más alta sea tu tolerancia, más fácil será para ti encontrar tus estreses diarios como situaciones vigorizantes.
Ballard recomienda estas tres estrategias para incrementar tu tolerancia al estrés:
1. Encuentra oportunidades en los retos
El estrés nos limita, por lo que las cosas positivas se nos pasan de largo mientras que las negativas permanecen en nuestro radar. “El estrés está diseñado para enfocar nuestra atención o energía en superar una amenaza”, dice Ballard.
Esta clase de intensidad funciona para temas urgentes y que requieren respuesta inmediata, pero la mayoría de las actividades estresantes no lo son. En esos casos, enfocarse en el problema exclusivamente resulta abrumador y nada productivo. Mejor, busca nuevas oportunidades en lo que te genera estrés, como formas de hacer tu empresa más eficiente o de mejorar tu comunicación.
Encontrar un ‘rayito de luz’ te ayuda a mantener la esperanza. “La gente que tiene problemas en sobreponerse generalmente ve los retos como infranqueables”, dice Ballard. Una actitud optimista te ayudará a tolerar mejor el estrés. Es lo que decimos siempre que todo depende del prisma como se mire, el vaso medio lleno o medio vacío.
2. Ve el panorama general
Cuando te enfrentas a un estrés tras otro, las demandas constantes pueden terminar derrumbando hasta el mayor propósito. Recordar qué te importa de tu trabajo crea una especie de amortiguador que evita que el estrés te abrume. “Es importante dar un paso atrás y pensar en lo que estás tratando de conseguir”, afirma Ballard.
Pregúntate qué función o propósito persigue ese estrés en particular y cómo resolverlo te ayudará a alcanzar tus metas. Al poner el estrés en contexto restableces tu voluntad de seguir y tomas mejores decisiones de cuánto tiempo y energía debes dedicar a ese problema en particular. Podría requerir menor atención a la que le das actualmente.
3. Establece tiempo de recuperación
Nuestros cuerpos han evolucionado para tolerar el estrés en ráfagas breves; poner toda tu energía en un reto, y después relajarte cuando se termine. Tomar breves descansos entre tareas estresantes nos permite recuperarnos, pero pocas personas toman estos necesarios breaks. “La mayoría de los espacios de trabajo funcionan en un estado de estrés crónico”, dice Ballard.
Fumar, tomar y comer de más son sólo parte del problema. Aunque estas actividades se sientan en el momento como alivios al estrés, en realidad no ayudan a restablecer tu sistema. Para recuperarte efectivamente, intenta realizar hobbies activos como deportes o trabajo voluntario y actividades libres de tecnología como la meditación, el yoga y la lectura, así como dormir al menos seis horas al día. Conforme más realices estas actividades, más tolerante serás al estrés. “Tras lo tormenta viene la calma” busca cargar la pilas en esos momentos de recuperación.
4. Asegúrate de hacer ejercicio. Cuando haces tu rutina, tu cuerpo suelta químicos llamados endorfinas. Éstas interactúan con los receptores en tu cerebro que provocan sentimientos positivos en la mente y cuerpo. A pesar del hecho de que todos saben que el ejercicio es bueno para ti, la excusa más grande que se usa es la falta de tiempo. La realidad es que no necesitas pasar horas en el gimnasio. Hay varios reportes que demuestran que un intervalo de entrenamiento corto e intenso tiene igual (o más) beneficios que los entrenamientos largos. Estar activo te ayudará a dormir tus ocho horas durante la noche.
5. Duerme ocho horas todas las noches. Un buen descanso es clave para tener un estilo de vida saludable, eso puede beneficiar a tu corazón, cuerpo y mente, entre otras cosas. Idealmente, debes lograr descansar entre siete y nueve horas. Dormir menos tiempo puede tener serios efectos respecto a tus funciones cognitivas como la memoria y la atención. Dormir lo suficiente te ayuda a “practicar” las habilidades aprendidas cuando estabas despierto (un proceso llamado consolidación).
6. Desconecta, date un descanso. Todas las pequeñas tareas y decisiones que tenemos que hacer todos los días gradualmente agotan nuestros recursos psicológicos. Así que todos los días, sin importar lo ocupado que estés, salte de la oficina 30 minutos. Puede ser para ir a tomar un café, comer o sólo para caminar. Es una forma probada para tener mayor concentración y aumentar los niveles de energía.