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He estado en esto últimos años en el departamento de marketing, rodeado de profesionales de la comunicación, entre ellos compañeros, jefes y algunos unos auténticos speaker. Cuando hemos tenido que hacer alguna presentación en algún evento no era raro ver como todavía fallábamos por no saber hacerlo bien en un público más o menos numeroso o delante de una cámara…

Saber comunicar delante del equipo, de los compañeros o hacer una intervención ante los jefes es cada vez más valorado en las empresas, sobre todo por la escasez de buenos comunicadores. Es más, hasta el sistema educativo, fomenta este tipo de actividad con trabajos en grupo, debates… pero no todos acceden a ello por miedo, timidez, algo que con los años se pierde, pero es una habilidad que hay que trabajar.

Es cierto que no hemos sido preparados para hablar en público en la infancia, como sí lo son en otras nacionalidades, pero es que además, en España se infravalora la importancia de adquirir los conocimientos técnicos y emocionales que son necesarios para enganchar a una audiencia.

Nos podemos encontrar tres tipos de profesionales diferentes en las empresas de este país en relación con la aptitud de hablar en público:

1) Los que no les gusta, lo evitan, y si alguna vez lo tienen que hacer, el resultado no es bueno.

2) Los que lo hacen de manera habitual, pero como no se han preparado técnicamente, no llegan bien a la audiencia y repiten los mismos tics una y otra vez.

3) Los que son conscientes de que es necesario aprender y se forman para ello

El resultado es que menos de un tercio de los profesionales se toman en serio la formación en esta materia, “¡Imagínate!” “que quisieras jugar al pádel sin querer saber nada de ese deporte. Coges una raqueta de tenis, te vas a una cancha de baloncesto y empleas un balón de fútbol. Tú podrás decir que estás jugando al pádel, pero cualquier persona que conozca ese deporte, te va a decir que no es así”. Igualmente ocurre con las técnicas de oratoria. Existe una postura idónea para colocarse de pie, parado, cuando hablamos en público; una manera de mover las manos, de usar la voz, de mirar, de estructurar la presentación, etc… pero si nunca lo conoces, lo vas a seguir haciendo mal toda la vida.

Claro que la práctica es importante, pero una vez que se conoce la técnica. El mejor ejemplo lo tenemos en los políticos; a pesar de que llevan toda la vida hablando en público: ¿son grandes oradores? La verdad es que no.

Por ello, el profesional que, además de sus capacidades en su materia, sabe hablar en público bien, es escaso en las empresas, y su valor como tal es muy cotizado. En un momento económico como el que estamos viviendo en este 2021 y lo que se nos avecina, donde la competencia en los puestos de trabajo va a ser brutal, hablar bien en público puede ser la diferencia entre un ascenso y un despido.

En próximos posts iremos viendo libros, cursos recomendados y también las charlas de referencia TED´s para ir conociendo este mundo.

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