Muchas ideas están muy bien en teoría, pero fallan terriblemente en la práctica. Muchos casos de negocio salen a la primera, pero otros muchos no cuadran y fracasan.
Es divertido discutir ideas, y entretenerse con ellas en la mente, pero para conocer realmente el valor de una idea hay que probarla de alguna manera, hay que llevarla a la práctica, hacer el Producto Mínimo Viable (PMV).
Muchas veces una prueba no es suficiente. Una idea puede parecer buena en un principio y más tarde resultar insostenible. Algunas ideas requieren ayuda de muchas fuentes, pero entre más pruebas, encuestas, estudios, agentes o personas estén involucradas en hacer que una idea que funcione, más posibilidades hay de que surjan problemas que lo impidan. Es aquí donde te recomiendo el libro Lean Startup.
El comunismo es un buen ejemplo de una idea que no funcionó como fue planteada. Se pensó que este sistema sostendría a todos y mantendría satisfecha a la sociedad de muchos países. Sin embargo, la realidad fue que el sistema era vulnerable a la corrupción, y desanimó a la gente a hacer un buen trabajo porque no serían remunerados por ello.
En cierta forma el desarrollo de la mayoría de las ideas requiere la participación de personas. Por ejemplo, algunas personas desarrollarán la idea, otras personas ejecutarán la idea y alguien más usará el producto o el sistema final. El problema es que la gente de todos los niveles tiende a ser impredecible y comete errores. En el proceso para hacer una idea realidad, tu no sabrás con certeza lo que la gente quiere y cómo reaccionará ante algo nuevo, y tampoco se dará cuenta de desafíos imprevistos. Tienes que ser cuidadoso con tus nuevas ideas. Pruébelas en una escala pequeña antes de invertir fuertemente en ellas.