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Una maldición china dice: «Que vivas en tiempos interesantes» y los que nos ha tocado vivir, sin duda lo son. No se le puede pedir mucha más a este año 2020 en lo que a incertidumbre y sorpresas nos ha deparado.

Vamos a ver que posibilidades tiene la economía naranja. También, cómo podemos formar parte de ella y cómo encaja en una economía global. Es un concepto que ha puesto de relevancia el presidente de Colombia, Iván Duque, y que intenta aplicar los conceptos que recogía el libro que coescribió en 2013. Aunque su origen se remonta a los 2000 con el concepto de industrias creativas. ¿Por qué naranja? Hay muchas referencias a por qué se denomina «naranja», desde el color de las vestimentas de los monjes, referencias al antiguo Egipto o el color del fuego. Sin duda, es un sector que debe tener un componente de pasión para llevarlo a cabo. Quizás venga de ahí. El tema de los colores no es más que una convención para diferenciarlo de otras, como la economía gris que es la que no está regulada, la «silver economy» que hace referencia a bienes y servicios diseñados para la tercera edad o, por ejemplo, la economía azul con todo lo relacionado a los océanos. ¿Quién sabe? Quizás es porque hay que sacarle todo el jugo, como si de una naranja se tratase. Estos son los principales elementos que definen la economía naranja.  Lo importante es el talento. Es deslocalizada, el mercado es global, y no es necesaria una gran inversión para entrar en ella.

Empecemos con el talento:

Por muchos guionistas, músicos, ilustradores o diseñadores que pongas a trabajar, es posible que no encuentren una idea tan buena como la de esa persona con talento que trabaja sola, en un lugar, quizás, no tan conocido. Personas creativas que tienen un universo propio, definido por su entorno, sus vivencias, sus pasiones y sus recuerdos que las hacen especiales y hacen que sus historias, canciones, películas o cualquier otro trabajo que desarrollen sea inimitable. Por muchos recursos que tengas. Evidentemente, la producción es importante pero el mundo de las ideas es eminentemente solitario.

No podrás crear algo de tanto valor, como ellos, solo con dinero. Otra de las características que te mencioné de la economía naranja es que el talento no tiene un sitio fijo. Es cierto que lugares como Milán, París, Nueva York o Silicón Valley multiplica las oportunidades laborales en cuanto a contactos, eventos, etc., pero el talento está deslocalizado.

Existen culturas más creativas y, sin duda, toda la parte sur del continente americano es conocida por ello. Hay color, hay música, hay ritos y costumbres, hay fuertes relaciones sociales, intercambios entre niños, jóvenes y mayores, y todo ello hace que, aunque el desarrollo de las ideas sea una tarea personal, esté lleno de influencias y apoyos. Lo interesante es todo el impacto que provoca la cultura propia, tanto la música como las costumbres, los colores, los objetos, eso no se puede crear de la nada. Aunque sí se puede aprovechar por quien la conozca bien para crear obras de impacto.

Universos como el de Frida Kahlo, el arte precolombino, la gastronomía, los paisajes, la zona de Amazonas… Muy cerca de mi casa vive un diseñador que trabaja directamente para Silicón Valley, a miles de kilómetros, y en un pueblo cercano, un ilustrador se encarga de la edición de cómics de Batman. Ya no es importante el lugar en el que vives, sino lo que seas capaz de transmitir con tu talento.

Sin duda, vivimos en un mundo en que el mercado es global. Hay cientos de ejemplos. Una de las mayores empresas de complementos para WordPress está en una recóndita ciudad europea y de ahí vende a todo el mundo. Una de las compañías líderes en software para comercio electrónico tiene su sede en Canadá, y aún más allá. Uno de los equipos de computación cuántica más avanzados del planeta trabaja en remoto, con algunos de sus miembros en las Islas Canarias.

Ya no hay fronteras para los productos. Lamentablemente, sí para las personas, pero podemos aspirar a vender y rentabilizar nuestras creaciones desde cualquier lugar.

La logística es importante, pero lo es mucho más hacer algo innovador que ayude a las personas y resuelva un problema. No debemos olvidar que no tenemos que crear nosotros mismos los bienes que vendemos. Podemos crear una ilustración y que se imprima localmente en la misma calle que el comprador. O como hace la plataforma Opendesk.cc que vende el diseño de un mueble, y es un productor local con madera de cercanía el que lo hace realidad.

Podríamos pensar que competir requiere una gran inversión, pero, en realidad, no es necesario. La vida se encarece, la tecnología toma el camino contrario. Tenemos ordenadores relativamente económicos, que hubiesen sido una fantasía hace pocos años. Así que, con esta inversión, que no gasto porque vamos a rentabilizarlo creando riqueza, una buena conexión a Internet, formación y talento, estamos en disposición de crear un producto o servicio competitivo a nivel global.

El camino será duro, pero la economía naranja supone una enorme oportunidad para países y personas con talento. Hay poco que arriesgar y muchísimo que ganar.

Talento, una conexión a Internet y formación adecuada. Es todo lo que necesitas para triunfar. Vamos a emprender un viaje juntos para conocer las oportunidades que nos ofrece la economía naranja. Un paraguas bajo el que se encuentran las profesiones creativas, y que pueden ayudar al desarrollo de personas, regiones y países.

La economía naranja es una enorme oportunidad. Podemos proseguir un gran impacto, tanto económico como de estilo de vida. Tienes ante ti la posibilidad de diseñar tu futuro y aprovechar tu talento, ya sea, programación, diseño, música y muchísimas otras actividades. Veremos las oportunidades y los desafíos, las áreas y profesiones y, también, las capacidades necesarias para que tenga éxito pues no difieren mucho de las de un knowmada.

Espero que te guste la serie que voy a escribir sobre la economía naranja y como podemos ayudar con ella al crecimiento.

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